domingo, 8 de julio de 2012

Arthur Ripley - Thunder Road (1958)


Camino de odio

A su vuelta de Corea, el veterano Lucas Doolin (Mitchum) colabora con la familia en su actividad principal: la producción y venta de whisky ilegal, tal como vienen haciendo por generaciones en esas apartadas montañas de Kentucky. Los federales están al tanto y los siguen de cerca, pero hasta ahora Doolin -piloto de excepción en sus coches tuneados- no se ha dejado atrapar con su comprometedor cargamento por las rutas de Tennesse. Para complicar las cosas, un gángster procedente de la ciudad ahora viene y quiere sacar tajada del negocio bajo amenazas. 

A fines de los 40 y en los años 50, los medios populares -sobre todo revistas, películas y la música pop- descubrieron el ascendente rubro del automóvil. Una cantidad de publicaciones como Speed Age (1947), Rod and Custom (1953) y Car Speed & Style(1957) apuntaban esencialmente a varones que trabajaban con automóviles, ya fuera en el taller o al volante. Hot Rod (1948), representante de la cultura automovilística californiana, fue la primera revista del llamado hot rod (coches "arreglados" para correr). Estas publicaciones mantenían al día a los entusiastas del automóvil informando de las tendencias del diseño e innovaciones mecánicas a lo largo y ancho de los EEUU. En 1951, un convertible Ford 1950 de Covington se convirtió en el primer coche del sudoeste de Virginia en ser retratado en una revista hot rod de alcance nacional. En tanto que las revistas proveían a los fanáticos de ideas para construir sus propios coches, las películas y la televisión moldeaban la imagen pública de los corredores aficionados. Devil on Wheels ("Diablo sobre ruedas", 1947) fue el primer film en presentar hot rods, y tras sus pasos pronto llegaron otros. Sólo en 1958 se realizaron seis películas relacionadas con esta subcultura, incluido el clásico Thunder Road. La vida del hot rodder suele representarse como agitada y peligrosa, y no ha de sorprendernos si la amiga del personaje es a menudo una jovencita que se mete en problemas.
Racing and Rodding in Popular Media, vaautoracing.org

Película sureña infaltable en los autocines, Thunder Road es esencialmente The Robert Mitchum Show: no sólo encabeza el tipo duro de ojos soñadores el elenco de este retrato de un transportista de whisky ilegal de Tennessee, sino que también produjo el film, pergeñó el guión y su canción principal, y asignó a su hijo un papel secundario importante (¡como hermano menor!). El ubicuo carisma de la estrella no puede hacernos pasar por alto aquí totalmente la debilidad de una trama en la que su magnéticamente sexy transportista de whisky produce desmayos entre las jovencitas y pone verdes de celos a sus competidores masculinos, mientras evade la ley, enfrenta a un inescrupuloso hombre de negocios, y evita que su hermanito entre en el mercado negro del licor. De todos modos, sus abundantes escenas de persecuciones convierten a Thunder Road en un film noir con encanto retro.
Nick Schager, Slant



En 1958, cuando Mitchum rodó esta historia de contrabandistas de whisky de Tennessee, Jason Statham aún no había nacido: debían pasar todavía 44 años para que se sentara al volante por primera vez como "Transporter". Aun cuando Mitchum no contaba con las posibilidades técnicas de hoy en día, construye un personaje despreocupado que casi siempre lleva las de ganar en las persecuciones en las que interviene con sus Fords tuneados. Y los autos la tienen adentro. En el baúl hay un tanque extra para la bebida ilegal, que en caso de necesidad será vaciado en segundos a través de una válvula oculta en el chasis.
Mitchum tiene además siempre listo un truco que será reeditado un par de años más tarde por el mismo James Bond: apretando un botón se libera aceite sobre la ruta para poner a los perseguidores a hacer trompos. En Thunder Road ya hay algunas ideas interesantes, y aun las persecuciones, que lamentablemente suelen ser demasiado breves, dan todavía hoy la impresión de estar bastante bien hechas. Que Mitchum y los otros intérpretes no estuvieran sentados ellos mismos al volante no era en esa época algo para nada desacostumbrado: los primeros planos se rodaban en estudio, y en segundo plano se proyectaban ("rear projection") tomas de la carretera. Así, Mitchum y los otros gesticulaban como locos al volante para darle a cada escena su particular dinámica. El encanto de las cosas hechas a la antigua.
 Markus Klingbeil, Filmfuchs.de


FA 4865

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