domingo, 18 de marzo de 2012

Michael Powell - 49th Parallel (1941)


Unos soldados alemanes, cuyo submarino ha sido hundido frente a las costas canadienses, tratan de llegar a los EEUU, todavía territorio neutral. El grupo sufrirá todo tipo de visicitudes en su desesperada huída. Por donde pasen sembrarán el caos y el miedo.
La historia de esta producción arranca de un encargo del MoI de hacer un film de propaganda, un encargo que indudablemente se produce como reacción al duro contexto histórico. La génesis del proyecto data de los primeros meses de 1940, cuando Michael Powell se encuentra con Kenneth Clark (director de la National Gallery, y por entonces jefe de la nueva división de films del Ministerio de Información). En este encuentro en el que tuvo mucho que ver John Sutro, productor y amigo de Powell, Clark invita al realizador a que realice una producción de carácter propagandístico, con el apoyo económico del Ministerio. Powell rechazó la idea inicial de hacer una película sobre dragaminas y propuso realizar un film sobre Canadá. Según él, la intención de hacerla en aquel país fue motivada porque un día leyó un artículo de un famoso periodista canadiense, Beverly Baxter que argumentaba que Canadá estaba obligado a estimular a los norteamericanos a entrar en la guerra. Clark adelantó dinero a Powell, y éste acompañado de Pressburger emprendieron inmediatamente viaje a Canadá, durante el largo trayecto en barco aprovecharon para idear el argumento.  La historia se sitúa en la Segunda Guerra Mundial y describe a un submarino alemán que después de torpedear a un petrolero, encalla en aguas de la Bahía de Hudson; allí el submarino será hundido por la aviación canadiense sobreviviendo seis soldados alemanes. En ese momento su única salida es llegar a los Estados Unidos, por aquel entonces todavía neutral.
En su largo camino irán encontrándose con diversos tipos de personas y actitudes que contrastaran con su ideología nazi: un campamento esquimal, un poblado hutterita de origen alemán que los soldados confunden con simpatizantes de su propia ideología, un esteta inglés, investigador de la cultura de los indios -que compara con rituales nazis- y, finalmente, un soldado canadiense que acaba de desertar, no por falta de heroicidad sino por falta de acción. Durante el trayecto hacia la neutral Norteamérica, el grupo nazi irá disminuyendo en número, hasta que el último superviviente sea atrapado. Como vemos, el discurso ideológico está basado en la confrontación de ideas, un lenguaje inédito hasta aquel entonces en los films británicos. Powell y Pressburger estructuraron el mensaje de Los invasores en replantear las nociones de democracia a partir  de ideas de no-violencia, libertad y ética, probablemente los elementos en que la mayoría de la población podía estar de acuerdo, y enfrentarlas así con el ideario nazi, fundamentado en el miedo y la  violencia. Otra diferencia es el contraste entre la unidad del pueblo canadiense, aún a pesar de los diferentes personajes y sus formas de vida, en contra del enfrentamiento y la división de las filas enemigas, como lo demuestran las discusiones entre los dos tenientes nazis o la actitud de Vogel cuando, observando a sus compatriotas hutteritas, recuerda su juventud. Esa unidad tenía que fundamentarse mostrando a hombres de diferentes culturas, conocimientos y clase.  La característica que hace diferente a esta película con respecto a otras del período, es que la violencia discursiva está a la misma altura que la  crudeza visual que desprenden sus imágenes. La violencia nazi es atacada sin ninguna ambigüedad desde un punto de vista moral; lo que nos reafirma que la película es producto de un contexto, del que no podemos obviar la propaganda alemana especialista en la violencia discursiva y retórica. La escena en que un radiofonista alemán exalta la valentía de aquellos marinos, cuando uno detrás de otro caiga en las garras de los aliados, más bien por su incapacidad y por supuesto por su errónea ideología, demuestra que Los invasores puede calificarse de contrapropaganda. El propio Powell citó que uno de los objetivos al hacer esta historia era contrarestar la propaganda enemiga.  Hay un elemento que planea sobre todo el film: el miedo a la invasión. Si situamos cronológicamente la película, vemos que se hizo en  el periodo en que Alemania estuvo más cerca del objetivo de conquistar Gran Bretaña. Powell y Pressburger embarcaron hacia el Canadá el 13 de abril de1940, el día en que Noruega fue invadida por Hitler, por lo que se llevaron la psicosis ante una futura invasion. El pánico que se tenía a la invasión era indudable y los ingleses se aferraron como nunca a la lucha y al sacrificio para que no sucediera. Y el hecho es que Los invasores no fue la única producción en dejar patente el temor a una invasión: Went the Day Well, producida unos pocos meses después que el film de Powell, narra cómo un destacamento alemán invade un pueblo del sur de Inglaterra. En  Los invasores, se produce un hecho demostrativo de la certeza de ese miedo: los alemanes actúan en sus diversos encuentros con los canadienses como invasores de un grupo humano pacífico, estructurado y sin problemas; cuando la irrupción se produce, alteran todos los elementos sociales provocando el caos y la violencia. Pero el miedo a la invasión ofrece otra  lectura; elevar la concienciación para provocar un mayor esfuerzo por parte de todos en la lucha contra el enemigo. Idea que se muestra en el personaje de Philip Armstrong Scott, (interpretado por Leslie Howard) un erudito que estudia las costumbres de los indios, un  gentleman  que es consciente de que la guerra en ese momento no le puede afectar lo más mínimo, pero, de repente, los alemanes entran en su pequeño mundo y sin darse cuenta tiene la guerra ante sus ojos. El personaje tarda en reaccionar y resulta un aviso para el público de que todo el mundo está implicado en la guerra, aunque no se esté en primera línea de fuego. Como hemos dicho, la intención inicial de realizar este film fue propiciar que los Estados Unidos abandonaran su neutralidad. Pero los acontecimientos se echaron encima y cuando el film se estrenó en USA, a principios de 1942, estos ya no necesitaban motivaciones de ningún tipo. Pero si analizamos el momento histórico de su proceso de producción, vemos que son los meses en que los ingleses presionan con mayor fuerza a Roosevelt para que entre en la guerra. (Los films de Michael Powell: el testimonio de un país en guerra ,Llorenç Esteve)

"Los films de ficción han recibido menor consideración por parte del historiador, pero su rol como reflejo de la sociedad en el cual se producen debe ser ahora tomado seriamente."Clive Coultass

FA 4620

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