viernes, 31 de diciembre de 2010

Sombras de un verano caliente (1978 - Frantisek Vlácil)

La guerrilla Bandera era un grupo compuesto por ucranianos y otros que luchó junto a los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. En esta historia, cinco hombres de la pandilla están tratando de llegar a la frontera de Austria antes de que Checoslovaquia quede sometida al régimen comunista, en el verano de 1947. Se esconden a poca distancia de un pueblito cerca de la frontera, con un agricultor y su familia como rehenes. Al principio, el agricultor trata de cumplir con sus deseos, con el fin de salvar a su esposa e hijos. El agricultor llega al extremo de secuestrar al médico de la ciudad para curar a un integrante herido de la banda. Cuando se da cuenta de la crueldad y de la mendacidad de la banda, se convence de que debe encontrar otro camino si quiere salvar a sus seres queridos.
FA 3719

Fred M. Wilcox - Forbbiden Planet (1956)

El crucero espacial C57D es enviado al planeta Altair IV para investigar acerca de una misión enviada hace más de 20 años. Pero la expedición se topa con la reacción poco amistosa del Dr. Morbius, quien se resiste a que desciendan en el planeta. Una vez en la superficie, el comandante Adams y su tripulación descubren que los miembros de la misión anterior han perecido en su totalidad, con excepción del Dr. Morbius, su hija Altaira, y un poderoso robot al que llaman Robbie. Decidido a investigar lo sucedido a pesar de las insistencias de Morbius, Adams comienza a descubrir la existencia de un poderoso ente hecho de energía que comienza a asesinar a la tripulación y a dañar equipos técnicos de la nave. Mientras Morbius le enseña sus descubrimientos; los restos arqueológicos de la que fuera la civilización Krell, reinante en Altair IV, y que se extinguiera de la noche a la mañana hace 2000 siglos. Analizando las increíbles maquinarias que los Krell han legado, Adams no tardará en comprender que el ente de energía y la tecnología alienígena descubierta están íntimamente ligados.
FA 3718

Peter Weir - Picnic at Hanging Rock (1975)

El día de San Valentín de 1900, las estudiantes de la Escuela Appleyard marchan de excursión a Hanging Rock, una región montañosa a las afueras de Australia. Durante el picnic parecen ocurrir una serie de fenómenos sobrenaturales, el tiempo se detiene, las estudiantes y maestras caen dormidas, y tres muchachas (incluida la hermosa y enigmática Miranda) y una de sus profesoras desaparecen en algún lugar entre las rocas...
FA 3717

Jacques Rivette - Noroît (1976)

Viento del Noroeste
Morag llega al castillo de Giulia, hija del Sol, con el objetivo de vengar la muerte de su hermano, el cual fue asesinado por los amigos de Giulia.
FA 3992

Jean-Daniel Pollet - Mèditerranèe (1963)

Jean-Daniel Pollet es quizás el director más enigmático surgido de la nouvelle vague. Elogiado por cineastas (Cocteau, Becker o Godard) y desconocido por el público, su estilo ensayístico y poético ha tendido un puente entre la modernidad cinematográfica y las ruinas y vestigios de otras escrituras artísticas: el itinerario de 35000 km. por la Méditerranée, donde descubrió el único templo griego alejado del mar, Bassae; la lectura del cuento de Maupassant Le horla; o el paseo de La femme aux cent visages por los rostros femeninos de la historia de la pintura bajo la música de Pierrot le fou. Mediterranée (1963), es una disertación en torno a la realidad y el mito en la que las secuencias se suceden en base a sus similitudes formales, no a la congruencia de la narración.

Méditerranée, de Jean-Daniel Pollet, se integra en el corpus del cine vanguardista de los 60 como miembro de honor. ¿De dónde viene su importancia? ¿Qué nos queda de ella? A la primera pregunta, es relativamente sencillo responder: la película de Pollet, como uno de los primeros exponentes del cine ensayo, junto a los trabajos de Agnès Varda, o Jean Rouch en una vertiente etnográfica en realidad alejada de lo que quiero tratar, anticipa otras obras fundamentales, y pienso sobretodo en el cine de Chris Marker. Aunque Marker ya había rodado algunos documentales-ensayo como Les statues meurent aussi o Cuba si! (las dos que he visto anteriores a 1963), noto a estos trabajos todavía sumergidos bajo la influencia de la primera etapa de Alain Resnais (con Nuit et broulliard como obra paradigmática); en efecto, el documental sobre arte y colonialismo africano lo codirige con el mismo Resnais. Y uno observa una clara diferencia estilística entre, por ejemplo, Les statues... y Sans Soleil. Me aventuro a decir que el estreno de Méditerranée influye en esta evolución formal. Méditerranée, itinerario poético de fragmentos que nacen, desaparecen y reaparecen, revelador de un paralelismo civilización, vida y memoria (tema común a Marker y a Pollet), trae finalmente a colación el gran hallazgo de Proust: lo importante no es el paraíso perdido (lo que dice la imagen) sino la huella de asociaciones mentales, el camino que recorre la memoria, especialmente la memoria involuntaria, sus ecos e intensidades que aminoran con el tiempo, por efecto acumulativo de recuerdos e impresiones. Como olas de corriente bergsoniana. Así, a Méditerranée, montada a base a reminiscencias y reflejos en el mar de la conciencia, ese Mediterráneo madre de culturas, no se le puede achacar arbitrariedad, pese a que la función del alea invada su estructura. No puedo, por lo tanto, compartir la opinión de Noël Burch cuando en referencia a la película escribe que falta un "juego organizado". Como he dicho, la memoria (o una Memoria) vincula los planos como eje vertical del montaje, pese a la ausencia de articulación espacial o temporal. Son esos momentos privilegiados, que llevan de las ruinas de la civilización griega a la sensualidad de una siciliana, a un muro o al viento que azota unos hierbajos, a la enfermedad o la plástica del toreo, al hospital, casa de la enfermedad y la muerte, o a recorrer un jardín bajo el olor a azahar y la luz radiante del mediterráneo, para terminar en este mar omnipresente. No discuto la mayor complejidad en el ensayo filmado de Marker, que juega de manera bastante más sofisticada con la tensión entre las imágenes y el texto, y tiende puentes sólidos entre montaje y recuerdo, allende de las evocaciones poéticas que golpean incesantes. Pero la obra de Jean-Daniel Pollet, síntesis de mar y luz, es preciosa. ¿Y qué queda de ella, hoy en día? Si la eternidad, escribió Rimbaud, es el mar mezclado con el sol, entonces su poesía permanecerá para siempre.
FA 3715

Jonathan Demme - Stop Making Sense (1984)

Documental musical sobre los Talking Heads, rodada en 3 noches y con 7 cámaras.
"Demme sentó cátedra en el mundo de los conciertos filmados. Sin incluir nada que no fueran actuaciones, logró no aburrir ni un minuto" (Mikel López Iturriaga: Diario El País)
FA 3714

jueves, 30 de diciembre de 2010

Te amo, te amo (1968 - Alain Resnais)

Te amo, te amo cuenta la historia de un suicida que es sometido a un experimento científico sobre la naturaleza del tiempo. La historia será, cómo no, el relato de un desamor contado desde la perspectiva aleatoria del pensamiento, lo que nos remitirá al universo enigmático y reiterativo de El año pasado en Marienbad, pero también a la poética evocadora de Hiroshima Mon Amour, Muriel y la posterior Providence.

Cineasta de los vericuetos de la memoria, el director de Providence obliga a su protagonista a revivir su fracasada, triste historia de amor antes de su suicidio. Un viaje en el tiempo mental que se traduce, por supuesto, en una condena emocional a lo irreversible: la pérdida de lo que queremos, desordenada o no, es sinónimo de desaparición definitiva. Sergi Sánchez.
FA 3713

Pier Paolo Pasolini - Appunti per un film sull'india (1968)

Cortometraje documental realizado para la televisión italiana, sobre la India.
En el año 1961, Pier Paolo Pasolini y el matrimonio entonces formado por Alberto Moravia y Elsa Morante viajaron a la India. Fue un viaje largo y generalmente placentero, con muchos desplazamientos internos y un buen resultado literario: los dos hombres escribieron sus impresiones, breves y en gran medida contradictorias. En el libro de Pasolini, publicado póstumamente en 1990 con el título L´odore dell´India (hay traducción castellana, de Atilio Pentimalli, publicada en Península), Moravia y Morante aparecen a menudo como personajes, más que como compañeros de viaje, mientras que en el de Moravia, Un´idea dell´India (que conozco por su edición francesa, Une certaine idée de l´Inde , y editó también, en 2007, Península), nunca son citados los acompañantes, aunque se incluye al final del breve libro la misma entrevista de Renzo Paris con Moravia que sirvió de apéndice a El olor de la India . En ese diálogo con el periodista, Moravia se explaya en mostrar las diferencias de mirada y concepto que los dos escritores tuvieron respecto al país asiático, subrayando su propio pragmatismo frente a la tendencia más fantasiosa del amigo Pier Paolo.
El libro de Pasolini, sin duda su mejor crónica viajera y -en mi opinión- uno de sus ensayos más percutientes y reveladores, empieza en un escenario que hoy ha cobrado trágica actualidad: el hotel Taj Mahal de Bombay, objeto de los mortíferos atentados del pasado mes de noviembre. Desde las primeras páginas vemos en Pasolini al gran escritor visionario, tan inspirado en sus excursos líricos como en sus viñetas descriptivas, de las que sería un buen ejemplo este encuentro, en uno de sus paseos por los suburbios de Bombay, con los moradores más estables y menos fanáticos de la India, la población vacuna: "pobres vacas cuya piel se había vuelto de barro, obscenamente flacas, algunas pequeñas como perros, devoradas por los ayunos, con la mirada eternamente atraída por objetos destinados a una eterna desilusión". En Delhi, asistente con los Moravia a una recepción diplomática (los escritores fueron agasajados repetidamente, y Alberto tuvo un largo encuentro con Nehru, que recuenta en su libro), a Pasolini le llaman la atención dos prelados católicos, muy delgados y muy cubiertos de fajas de seda y demás atavíos sagrados: "Debían de ser españoles: tenían el aire de los espadachines".
Dos líneas de reflexión recorren el libro de Pasolini, dándole su singularidad y su pertinencia: el carácter risueño que ve en los indios, y la "bondad", producto de un arraigado sentimiento religioso. Sobre el primero hace una distinción muy certera, al menos para mí, que sostengo desde hace más de quince años una relación de amor constante con aquel continente: "los indios nunca están alegres: sonríen a menudo, es cierto, pero se trata de sonrisas de dulzura, no de alegría". Esa dulzura la extiende el director de Teorema a las vivencias religiosas de los habitantes, sobre todo de los hindúes, en quienes detecta los benéficos efectos terrenales de una creencia sobrenatural que les hace efectivamente mejores personas, al contrario de lo que sucede en los países católicos occidentales, donde la práctica de la religión es un hábito familiar o un rito externo y no una vía de superación moral. Ante los musulmanes de la India Pasolini, sin embargo, se siente receloso, desconfiado, viéndolos encorsetados por las certezas excesivas y el monocultivo de la identidad. Por desgracia, el tiempo trascurrido, más de cuarenta años, desde aquel viaje de los tres escritores italianos, ha endurecido certezas, sectarismos e identidades étnicas en todos los campos sociales, y no sólo, por supuesto, en la India.
Pasolini se va entusiasmando con las gentes y paisajes que conoce ("Aunque la India sea un enfermo de miseria, vivir en ella es maravilloso porque carece casi totalmente de vulgaridad"), si bien no deja de mostrar el pesimismo, digamos histórico, de sus últimos años de vida; como en el resto de los países subdesarrollados que había recorrido, el poeta y cineasta augura para la India los peligros de una ?occidentalización´ mecánica y deteriorada que, efectivamente, se ve hoy en algunas de las capitales más limitada o superficialmente prósperas del país.
Esa amargura social de Pasolini constituyó, según la confesión de Moravia, un punto de fricción dialéctica durante el viaje; mientras el primero presagiaba, como ya hemos dicho, que el Tercer Mundo acabaría siendo desvirtuado por la revolución industrial y el rampante consumismo a imitación de Occidente, el segundo sostenía la opinión de que el Tercer Mundo como tal desaparecería por una inercia propia. Enfrentado a la visión bucólica de su querido Pier Paolo, sin duda teñida por la nostalgia de su propia infancia y adolescencia en la zona rural del Friuli, el más urbano Moravia afirma que "de la cultura campesina ya no se puede esperar nada bueno", por lo que, añade, "es mejor poner punto final y llevar a cabo verdaderamente la revolución industrial". La divergencia amistosa de los dos viajeros no afecta a lo que la lectura comparada de los dos libros de tema indio pone en evidencia: Moravia es un buen novelista, pero un escritor literariamente mucho más limitado que Pasolini. Una idea de la India se inicia con un falso diálogo entre dos interlocutores, en el que la voz que habla por Moravia acepta implícitamente la consideración del fundamento religioso que Pasolini defendía en El olor de la India , pero despojándola de las connotaciones positivas que aquél le daba. "La India es el país de la religión como situación existencial", y a su vez, concluye el autor romano, "los indios son el pueblo más indiferente ante el sufrimiento de todos los que conozco en el mundo". Hay que decir que esa indolencia se le debió contagiar a Moravia durante el viaje, pues su voluntad de narrador objetivo llega a ser despiadada en el episodio del mendigo que él mismo llama "el monstruo": desfigurado por la enfermedad, sin frente, sin nariz y sin barbilla, a la vez que enmudecido, el escritor lo compara a una serpiente que sólo abre la boca para encontrar algo que comer o a alguien a quien morder.
Los viajeros visitan Kajurao, "la cosa más sublime que pueda contemplarse en la India" y "tal vez el único sitio que puede decirse verdaderamente bello en el sentido ?occidental´ de la palabra", dice Pasolini. Uno y otro dedica páginas a evocar la extraordinaria floración de templos de piedra esculpida enclavados en un reducido espacio campestre a las afueras de la antigua capital del poderoso reino de los Chandelas. Al acabar su recorrido, y todavía dentro del recinto donde se hallan los 25 templos cubiertos de atrevidas figuras amatorias de ambos sexos, los escritores descubren a un santón que, completamente desnudo, hace sus tareas rituales en una cabaña mugrienta. Pasolini lo describe primero ?estéticamente´, con una hermosa y agudísima precisión, y después lo juzga con severidad, pero sin desprecio, por la altivez sacerdotal que ve en tan despojado personaje. Moravia moraliza, por el contrario, y en el hecho de que el gurú viva ascéticamente a pocos pasos de las lujuriosas practicantes del Kama Sutra no advierte contradicción; según él, el frenesí erótico de las esculturas expresa la misma anulación de la persona humana que aquel chamán representaba a su modo sacro. Y concluye así Una idea de la India : "En ambos casos, el mundo humano, histórico, estaba vaciado de toda su importancia, de su significación, y reducido a la nada". Su compañero de ruta, Pasolini, menos sociológico, menos esquemático, más ingenuamente abierto a los enigmas de una tierra tan remota y distinta a la suya, captó en esa nada un recipiente lleno de contenido. (Texto de Vicente Molina Foix, tomado de La Naciòn)
FA 3712

Los inocentes (1961 - Jack Clayton)

Una niñera victoriana llega a sospechar que tras la apariencia angelical de sus pupilos se encuentra la huella mas profunda de la perversión humana.
The Innocents es un film hermoso y sensual en el que no existen límites de separación entre certidumbre e incertidumbre y en el que destaca, por encima de explicaciones e interpretaciones, la ambivalencia creada a través de las miradas, los movimientos, los objetos y la iluminación: el agua del lago, el quiosco de música, las flores, las estatuas, los viejos retratos ocultos en los desvanes derrochan belleza y sugieren abominación; Flora observa, impasible, cómo una araña devora una mariposa; una repugnante cucaracha emerge de la boca de una estatua; el pétalo de una rosa cae sobre un devocionario; Flora canturrea o danza en el quiosco la misma melodía que desgrana unos añosa cajita de música o que interpreta Miles al piano; Miles guarda bajo la almohada un pichón con el cuello roto (¿ha sido él quien ha matado al pichón o lo ha puesto debajo de la almohada porque quería mucho al animal?) La belleza de ¡SUSPENSE! proviene del esfuerzo puesto por Clayton en la elección de la escritura visual más adecuada, aproximándose en eso a lo que, según Virginia Wolf (Granite and Rainbow), logró James en su libro: “Si examinamos la historia sintiéndonos seguros, a la luz del día, si observamos la maestría del relato, la manera con que se alarga cada frase, con que se llena cada imagen, si vemos cómo la belleza y la obscenidad entremezcladas, se insinúan hasta las profundidades, es preciso admitir que algo, no obstante, queda inexplicado. Debemos reconocer que Henry James ha vencido. Ese viejo gentleman cortés, refinado, sentimental, puede hacer que todavía sintamos miedo a la oscuridad”. La retórica jamesiana obra el efecto perverso de que cada obra cree a su lector (o, en este caso, a su adaptador) en una fastuosa mezcla de resistencia y de fascinación.JOSÉ MARÍA LATORRE, en “Los fantasmas de la institutriz”, Los sueños de la palabra, Laertes, Barcelona, 1992, pp. 158-159.
FA 3711

El estrangulador de Rillington Place (Richard Fleischer - 1971)

En el Londres de la posguerra una joven pareja (John Hurt y Judy Geeson) y su bebé alquilan un departamento en el número 10 de Rillington Place, una vivienda cuyo inquilino del piso inferior, John Reginald Christie (Richard Attenborough), resulta de lo más inquietante. Lo que desconocen ambos es su violento historial de asesinatos en serie de mujeres, impulsos criminales que Beryl (Geeson) acabará reavivando en su mente.
FA 3170

Kon Ichikawa - Kagi / La llave (1959)

El Sr. Kenmochi es un experto en arte entrado en años que está obsesionado por la pérdida de su potencia sexual. Casualmente descubre que los celos son el remedio a su problema, ya que gracias a ellos revive su perdida jovialidad. Pero, para lograrlos, no encuentra mejor cosa que forzar a que su mujer Ikuko se vea interesada por el joven Kimura, ayudante de su médico personal y, al mismo tiempo, prometido de su hija Toshiko.
FA 3709

viernes, 24 de diciembre de 2010

Madre mía (2005 - Klaus Härö)

Finlandia, 1943. Eero (Topi Majaniemi) tiene nueve años, y su padre fue asesinado en la guerra. La madre de Eero toma una decisión muy dura, mandar a su único hijo a salvo en la neutral Suecia. En Suecia la primera madre adoptiva, Signe (Maria Lunqvist), le da la bienvenida a su casa, pero no a su corazón. Eero no habla nada de sueco y se siente incómodo en su familia adoptiva. Todas las cartas de su madre están destinadas a Signe, no a él. Un día, Eero accidentalmente descubre una carta, la cual se supone que él nunca debería leer. Durante la Segunda Guerra Mundial más de 70.000 niños fueron mandados de Finlandia a Suecia, Dinamarca y Noruega en la mayor evacuación de niños jamás experimentada en el mundo.
FA 3696

Pedro Olea - El bosque del lobo (1971)

Un enfermo epiléptico que ha crecido en un ambiente subdesarrollado y supersticioso acaba considerado por todos, incluso por él mismo, como un ”hombre lobo”. Buhonero de oficio, acompaña a los que emigran a otras tierras, y una vez en el bosque los asesina sin que nadie se entere.
FA 3704

Jean-Luc Godard - Une femme mariée (1964)

Una mujer casada
Narra la vida durante 24 horas de Charlotte (Macha Méril), una mujer casada de París que tiene una aventura con otro hombre (Bernard Noël). Al quedarse embarazada, Charlotte desconoce quién es el padre de su hijo, por lo que tendrá que decidirse entre su marido (Philippe Leroy) o su amante... Narración a cargo del propio Jean-Luc Godard, que contó como asistente en la dirección con Jean-Pierre Léaud.
FA 3699

Peter Bogdanovich - The last picture show (1971)

Basada en una novela de Larry McMurtry y adaptada por el propio autor junto a Bogdanovich, La última película es un vastísimo fresco comunitario e intergeneracional, en el que la vejez y muerte del patriarca (el icónico Ben Johnson) emblematiza la decadencia y muerte de un pueblito texano –y, con él, de toda una idea de América– a comienzos de los años ‘50. La reiteración de una misma y desoladora imagen, que abre y cierra la película (las calles despobladas del pueblito, barridas por el viento), es de las que, una vez que se vieron, no se borran jamás. Allí y en cada plano, corte y transición de La última película, Bogdanovich logra recuperar una potencia visual, una capacidad de elocuencia, emoción y concisión, que eran la marca del cine de los viejos maestros. Aquellos a quienes el por entonces joven Peter aspiraba a heredar. (Horacio Bernades)

Si la primera película norteamericana fue un western, la última también lo será. Y en la última función del teatro Royal, en Anarene, Texas, no se traicionó tal frase. Red River (1948), el mítico western de Howard Hawks, sirve para decir adiós -con altura- a un teatro que conoció mejores épocas. Es precisamente esa postrer función la que da título a La última película (The Last Picture Show, 1971), el aclamado film de Peter Bogdanovich. Sobre la elección de esa última cinta del Royal, él explicaba que, "Para mí tenía que ser una película que de alguna forma transcurriera en Texas. Y quería que fuera una película acerca de los días cuando Texas tenía gloria y una especie de razón para existir. Quería una película de aventura, una película acerca de dejar senderos". Senderos que se dejan, caminos que se abren, rutas todas que, sin embargo, confluyen en Anarene, con sus 1131 habitantes, con sus calles polvorientas, con el silencio que sólo interrumpe el viento. Bogdanovich hace un homenaje a una época ya ida, a un estado de las cosas que ya no existía al realizar su filme, ambientado en el pasado, a fines de 1951 y filmado en un glorioso blanco y negro, los colores con los que nuestra memoria -contagiada de cine- asocia a ese periodo. Inspirado en la novela homónima de Larry McMurtry, a su vez coguionista del filme, Bogdanovich se convierte en un cronista objetivo, y nada complaciente, de un momento muy especial y definitivo de la historia reciente de su país, pero lo mejor es que lo hace desde una perspectiva de altura humana, con una puesta en escena casi mínima, y lleno de sensibilidad y respeto por sus personajes y por la precisa narración que nos está ofreciendo. El propio escritor McMurtry calificaba a Bogdanovich mencionando que "Él está tan conmovido como yo por el final de las cosas, por el ocaso de los periodos, las generaciones, las parejas, una ciudad. Pude haberlo deducido por su gusto por Ford o Hawks, el más elegíaco de nuestros directores". Y a esas influencias hace honor.En Anarene la gente no es feliz y el relato de La última película está acorde con ese sentimiento -mezcla de inconformidad, tedio y dolor- que invade por igual a jóvenes y a adultos. La historia, coral en origen, se centra en seis personajes: tres muchachos y tres adultos, pero realmente hay muchos más, gracias a un guión que les dio espacio y aire, y a una excelente elección de reparto, que no permitió que hubieran personajes menores. Al principio del filme conocemos a Sonny (Timothy Bottoms) y a Duane (Jeff Bridges), estudiantes del último año de secundaria. Ambos provienen de hogares escindidos y para sostenerse realizan trabajos menores, sin realmente tener muchas opciones, sin poseer una perspectiva clara sobre su futuro. Con Duane vemos a Jacy (Cybill Shepherd, en su primer papel en el cine), una frívola e inestable compañera de estudios, la más hermosa y deseada del lugar. Los tres muchachos tienen sólo cuatro opciones de diversión: un billar, un restaurante, un cine y el sexo, este último una novedad apenas por descubrir. El despertar sexual, el coming of age de tantas películas norteamericanas, aquí no está cubierto de glamour ni de ilusiones. En Anarene no hay muchos sueños, quizá algo de curiosidad por las urgencias del cuerpo, sobre todo si eso sirve de antídoto al tedio incalculable que los rodea. En la oscuridad del teatro, mientras ven -ironicamente- discurrir una realidad feliz que más parece ciencia-ficción en El padre de la novia (Father of the Bride, 1950), Sonny juguetea con Charlene, una noviecita fugaz, mientras sueña con Jacy; tras la aparente seguridad de Duane se esconde una enorme inexperiencia y una fragilidad casi insolente, mientras Jacy busca deshacerse de una incomoda virginidad que le impide acceder a otras experiencias más mundanas, lejanas al ideal de un amor romántico que parece no caber en su cabeza. Duane será su primer pareja, en un encuentro intimo desafortunado. Es el fin de la inocencia -no sólo sexual- nunca mejor representada que por Billy (Sam Bottoms), el jovencito retrasado mental, a quien Sonny y sus amigos obligan a tener una humillante y fracasada primera relación sexual y que después encontrará la muerte en las calles de Anarene. Los espíritus puros desaparecen, no tienen ya cabida en este mundo contaminado, donde sólo se vive por el placer momentáneo, parece gritarnos el filme. Pero, y era de esperarse, no sólo los mas jóvenes ven en el sexo una escapatoria valida. Los adultos de Anarere comparten sus mismas angustias: la madre de Jacy, Lois (Ellen Burstyn) no encuentra satisfacción en su matrimonio, con el jefe de la petrolera local, y busca aventuras con uno de los empleados, quién más tarde seducirá a la propia Jacy. A su vez, Ruth (Cloris Leachman), la esposa del entrenador de la escuela, busca refugio para su enorme soledad y desamparo en los brazos dubitativos de Sonny. Será Jacy quién los separe temporalmente, convenciendo a Sonny para que se casen a escondidas de sus padres, en una jugada que busca, ante todo, que la saquen de Anarene. Como vemos, los enredos de cama están a la orden del día allí, pero despojados de todo rasgo de aventura cosmopolita o de travesura erótica. Aquí no hay sino, tristemente, hastío y asco por tener que vivir unas vidas vacías y desesperadas.El único que parece tener claro su papel es Sam "el león" (un magnífico Ben Johnson), el experimentado dueño de los tres negocios del lugar. Sam es el viejo sabio de la tribu, uno de esos seres con mil batallas a cuestas, marinero en tierra que presiente el fin de sus días. Y no sólo los suyos, sino los de una época entera, a la que seres como él pertenecían. De ese tipo de presagios es que se nutre La última película, de ahí su tono trágico, su perfil pesimista y amargo. Por momentos pareciera que Anarene fuera un pueblo fantasma, poblado de espectros sin memoria y sin futuro.Quizá ese destino sea tan precario como el del teatro Royal, obligado al cierre por el advenimiento de la televisión, por ese intruso que se coló en cada hogar e hipnotizó a los espectadores hasta el punto de hacerles creer que no había una realidad distinta a la que ofrecía esa pequeña caja con imágenes en blanco y negro. En una población donde parece que nadie puede escapar a las miradas y los comentarios de los demás, el televisor se antojaba ideal, pero lo que no vieron fue que cerró aún más su mundo, los encerró en casa, los hizo más solos y aislados. El cine de Anarene, incapaz de responder a ese reto doméstico, sucumbió. Cuantas cosas desaparecieron en ese entonces...
El neoyorquino Bogdanovich, hijo de padres yugoslavos, escritor y crítico de cine, parecía llevar la cinefilia en las venas, a pesar de haber estudiado teatro con Stella Adler. Hawks, Welles, Hitchcock, Ford y Wilder fueron sus ídolos y sujetos así mismo de sus reportajes y ensayos para Esquire, Harper´s y el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Sin embargo su llegada al cine se debió a un curioso mentor, el amo absoluto de la serie B, el inefable Roger Corman. Junto a él, como asistente de dirección de The Wild Angels (1966), aprendió lo que ninguna escuela de cine iba a enseñarle. Corman tenía un remanente de dos días de un contrato previo con Boris Karloff y le propuso a Bogdanovich dirigir una película, que incluyera al ya decadente actor de películas de terror. El filme, en cuya elaboración argumental tuvo que ver Samuel Fuller, y que fue fotografiado por Laszlo Kovacs, se convertiría en Targets (1967), su primer largometraje, y ya considerado por muchos un filme de culto.Poco tiempo después, Bogdanovich encontró la novela de McMurtry en un supermercado, cautivado por el cinéfilo título. "Sonaba como el de una película que yo debería hacer" - recordaba. Desilusionado por descubrir que la acción transcurría en Texas, sitio que desconocía, el director perdió interés en el texto, pero -casualmente- volvió a sus manos recomendado por uno de sus amigos, el actor Sal Mineo, a quien le pareció que era un material valioso para ser filmado. McMurtry ya no tenía interés en su libro, pero Bogdanovich lo convenció para que ambos escribieran el guión, basándolo principalmente en la novela. "Mientras más conocía el material, más quería hacer la película". -recuerda el director. "En ese entonces tenía la firme creencia, y todavía la tengo, en el hecho de retarse uno mismo como director. El reto era gran parte de la calidad de película que saldría, porque también se requiere cierta cantidad de inspiración. Y la inspiración a menudo resulta de las limitaciones o de algo nuevo que a uno le esté pasando, algo fresco". Posteriormente ambos se dedicaron a buscar una locación apropiada para filmar, dando al final con Archer City, curiosamente el mismo poblado en el que se inspiró McMurtry para su texto. Pero si en el libro esa ciudad se llamaba Thalia, Bogdanovich la rebautizó Anarene, como un homenaje a Abilene, Kansas, en Red River. El director también optó por concretar la acción a un periodo específico de tiempo -un año- entre la temporada de football estudiantil de 1951 y 1952, lo cual le ayudó incluso a elegir con precisión una banda sonora que reflejara ese momento. De igual forma fue Orson Welles quién le sugirió filmar en blanco y negro, para lograr la profundidad de campo pretendida. La cinematografía fue encomendada al veterano Robert Surtees, otrora asistente de Gregg Toland, y quien fotografiara, entre otras, a Mogambo (1953) y Ben-Hur (1959). Su trabajo aquí, colmado de sombras y contrastes, es de una limpieza y sobriedad absolutas, en un momento del cine en que lo deseable era quebrar las convenciones estilísticas y narrativas vigentes. Es por su clasicismo que le filme permanece completamente actual."Tienes que aceptar. Con este papel vas a obtener una nominación de la Academia" - le insistía Bogdanovich a un reticente Ben Johnson, incomodo por la cantidad de diálogo que debía asumir al interpretar a Sam, así como por las groserías que debía pronunciar su personaje. El director debió recurrir a John Ford, quién tuvo a sus ordenes a Johnson en Wagon Master (1950), para que por fin lo convenciera. El actor obtendría el Oscar al mejor actor secundario por este rol. Tanto Jeff Bridges como Timothy Bottoms tenían cada uno un crédito actoral previo, el primero en Halls of Anger (1970) y el segundo en Johnny Got His Gun (1970), cuando fueron convocados a interpretar Duane y a Sonny, los jóvenes antagonistas del filme; Cybill Shepherd, era una modelo de veinte años que Bogdanovich vio en la carátula de una revista y que buscó para que interpretara a Jacy, la coqueta joven que no sabe querer. Lo más llamativo es que durante el rodaje se involucró sentimentalmente con el director -en ese entonces de 31 años- disolviendo su largo matrimonio con Polly Platt, quién se había encargado del diseño de producción del filme. Posteriormente Bogdanovich sería pareja de Dorothy Stratten, la malhadada playmate asesinada en 1980. Al momento de su estreno, en noviembre de 1971, en el Festival de cine de Nueva York, la película fue aclamada y Bogdanovich considerado "el siguiente Orson Welles", calificativo al que contribuyó el hecho de que paralelamente estrenara Directed by John Ford (1971), un documental tributo compilado para el American Film Institute, y que además ya estuviera rodando su siguiente filme, What's Up Doc? (1972). Muchos críticos se precipitaron a opinar que La última película más que reflejar por completo la textura de los filmes de los años cincuenta, "era una de las mejores películas realizadas en los cincuenta". Pero viendo las cosas con el filtro de los años, es evidente que se trata un filme realizado con la mentalidad de los años setenta, intentando rendir homenaje al cine de Hawks y hecho con un desapasionamiento, una falta de romanticismo y un pesimismo que no eran posibles en el cine de la época de Eisenhower, cuando los valores familiares y la prosperidad social y laboral tenían que exhibirse en las pantallas. Además la película tiene una franqueza sexual -con desnudos frontales- que era imposible en los tiempos del retrogrado código moral de Will Hays. Bogdanovich quiere ser crítico, antes que meramente nostálgico. Su aproximación busca la telaraña en el rincón, no la mesa reluciente de cera. Sin embargo, el amor por sus personajes lo previene del sarcasmo y lo acerca a la denuncia. Los hogares perfectos de ese momento, con esposos consagrados y jóvenes saludables, de conductas intachables, escondían una doble moral que en este filme sale a flote. Es por su honestidad que esta película impacta, porque Bogdanovich no cae en las trampas de la nostalgia fácil, deteniéndose -y afortunadamente así fue- sólo para captar la profunda humanidad de cada personaje. Los miembros de la Academia e Hollywood percibieron esto y la cinta obtuvo nominaciones a ocho premios Oscar, incluyendo mejor película y mejor director. Además del premio a Ben Johnson, también Cloris Leachman ganaría el premio a la mejor actriz de reparto. Tanto McMurtry como Bogdanovich, éste último necesitado del éxito que todos predijeron pero que no obtuvo, volverían a retomar el tema en una segunda parte de la novela y del filme, llamado Texasville (1990), que logró reunir a prácticamente todo el reparto, pero que carecía de sentido, pues la historia inicial ya estaba completa en el filme original. Bolas de polvo, ramas y escombros se ven pasar por las solitarias calles de Anarene, dignas de un western melancólico. Ellas arrastran también las ilusiones de sus habitantes, anhelos que empiezan y terminan en ese lugar perdido del mapa, en ese lugar olvidado por la suerte y por los hombres. En Anarene empieza y termina el mundo. Quién se atreve a salir no volverá. Quién se atreve a quedarse desconoce su porvenir. Al final de la película, con Jacy fuera de su alcance, con Duane rumbo a la guerra de Korea y con Billy absurdamente muerto, Sonny -sin más sueños- no ve nada que hacer en esas calles, distinto a tomar su camioneta y huir buscando otros caminos. Sale de los límites del pueblo a toda velocidad y de repente gira de nuevo y regresa. Lo entendemos. No hay nada más allá de Anarene. Sonny está condenado a habitarlo, girando claustrofóbico en tristes círculos sobre su geografía. No es posible otro destino. (Texto de Juan Carlos Gonzalez Arroyave, publicado en la revista Kinetoscopio No. 65 en 2003)
FA 3698

La gran noche (1959 - Mauro Bolognini)

Dos truhanes de poca monta, Scintillone y Ruggeretto, levantan a dos prostitutas con la esperanza de utilizarlas como ayuda para vender unas armas robadas. Durante la trayectoria se encuentran con Bella Bella (que años después sería la base para el personaje de Accattone de Pasolini) quien los ayuda a vender las armas. Luego abandonan a las mujeres en las afueras de la ciudad, y al tiempo se dan cuenta de que les han robado el dinero. Sigue una búsqueda infructuosa de recuperar el dinero, que al final termina en las manos de Ruggereto, que se lo gasta todo en una noche.

Rodada en 1959, La notte brava es una adaptación libre de la novela Ragazzi di vita, escrita por Pasolini en 1955.
FA 3967

Carnaval de las almas (1962 - Herk Harvey)

Rodada con un presupuesto muy bajo, en escenarios naturales de Lawrence (Kansas, EEUU) narra la historia de una hermética joven que ha sobrevivido milagrosamente a un accidente automovilístico. Al poco tiempo de este suceso notará que el mundo que le rodea ha cambiado: la línea que separa a los vivos de los muertos se le hace cada vez más borrosa. Es entonces cuando comienza a ser perseguida por una aparición del más allá...
FA 3694

Cuando una mujer sube las escaleras (1960 - Mikio Naruse)

Keiko acaba de ver morir a su esposo y tiene que valerse por sí misma. Se convierte en patrona del bar Lilac en Tokio. Además de pagar su apartamento, se siente obligada a ayudar económicamente a su hermano, en paro y enfermo de polio. Yuri, una joven señorita de compañía que trabajaba con Keiko, se marcha tras seducir a Minobe, uno de los más ricos clientes de esta última. Sin embargo, Keiko se opone rotundamente a relacionarse con ricos patronos e insultar la memoria de su esposo, a diferencia de numerosas geishas.
FA 3693

Alain Robbe-Grillet - Trans-Europ-Express (1966)

Un guionista, (el mismo Alain Robbe-Grillet), un productor y su secretaria toman en la Estación del Norte, el expreso “Trans-Europ-Express” en dirección a Amberes. El ambiente del tren, el encanto de la conversación, su encuentro fortuito con Jean-Louis Trintignant (un viajero como ellos) les inspira un escenario policial. Jean-Louis Trintignant pasa a ser Elías, aprendiz traficante, quien efectua una ‘misión de ensayo’ en Amberes: acepta la entrega de una valija de cocaína para llevarla a París. En Amberes, Elías se vé comprometido en el engranaje de un mundo poblado de policías y de espiones (o de falsos policías) paralelamente a su misión policíaca, y en un delirio sexual obsesivo.
FA 3706

Hamlet (1964 - Grigori Kozintsev)

En su versión, considerada por algunos como la mejor adaptación cinematográfica del drama de Shakespeare, Kosintzev se aleja de cualquier tentación de realizar un análisis psicoanalítico, tan comun en el tratamiento de la obra. En cambio, presenta un Hamlet heróico y romántico, un rebelde que no confronta al usurpador en venganza por el asesinato de su padre, sino por un profundo anhelo de libertad.
FA 3707

Las puertas de la noche (1946 - Marcel Carné)

París, 1945. Tras la liberación de la ocupación nazi, Jean Diego se encuentra con un vagabundo que le predice que va a enamorarse de una bella mujer, pero que las próximas horas que va a vivir serán dramáticas. La profecía se hace realidad y Jean conoce a Marlou, una joven cuyo matrimonio la hace infeliz... Historia pesimista y desesperada sobre el París de la posguerra tras el glorioso verano en el que se logró desocupar a Francia de la presencia nazi.

El joven realizador Marcel Carné asistió a una representación de la Bataille de Fontenoy del Grupo Octubre. Seducido por el humor contundente de las réplicas, pedirá al autor adaptar un guión de Pierre Rocher, Jenny, y escribir los diálogos. Estamos en 1936. Ese encuentro marcará el inicio de una armoniosa colaboración que durará más de diez años y producirá obras maestras como Drôle de drame [Extraño drama] (1937), Le Quai des brumes [El muelle de las brumas] (1938), Le jour se lève (1939) , Les Visiteurs du soir [Los visitantes de la noche] (1942), LesEnfants du paradis [Los hijos del Paraíso] (1945) , Les Portes de la nuit [Las puertas de la noche] (1945), a las que podría añadirse La Marie du Port [La María del puerto] (1949), menos conocida porque Prévert no firmó su participación en la adaptación (de una novela de Simenon) y la realización de los diálogos. En ocasiones se ha afirmado que las imágenes refinadas y estéticas de Carné se acoplan mal con el estilo directo y popular de Prévert. Esta opinión refleja un desconocimiento de la riqueza y variedad de ese estilo, que conjuga humor y poesía, lirismo y fantasía, que da la impresión de ser inmediato y espontáneo, pero es el resultado de un trabajo minucioso. Georges Sadoul ha hablado de “realismo poético” evocando la asociación Prévert /Carné; por su parte, Pierre Mac Orlan dirá “fantástico social”. Estas designaciones reflejan bien la dualidad de esas películas, en las cuales los personajes procedentes de medios modestos evolucionan en los inquietantes y espléndidos decorados de Alexandre Trauner, transportados por la música de Maurice Jaubert o de Joseph Kosma. Ya sea que deambulen en una bruma que los devora, que se refugien en la cima de un gigantesco edificio que los aísla, o que intenten encontrar una salida inmersos en una muchedumbre que los separa, los protagonistas con frecuencia son víctimas de personajes destructores, muy a menudo posesivos y celosos, encarnaciones de una sociedad opresiva. Los diálogos sugieren sin embargo los caminos para la salvación: la solidaridad, la rebelión, el rechazo de las convenciones, el amor en el respeto del otro y de su libertad.
FA 3705

Solo (1980 - Konstantin Lopushansky)

1942, Leningrado sitiada por los nazis. En medio de las más crudas condiciones, la Orquesta Sinfónica ensaya con miras a un concierto que será transmitido a Londres. Alexander Michailovich, solista, se prepara para la ocasión.
Obra de graduación de Lopushansky. Protagonizada por Nikolai Grinko, habitual de las películas de Tarkovsky.

"A pesar de las limitaciones técnicas, es un corto muy conmovedor, construido como "estampa" de un momento histórico terrible. No está centrado en la obra de Shostakovich -quizás porque el solo de corno francés de Tchaikovsy tiene más resonancia afectiva y además permite enfocar en un individuo la historia-, pero logra documentar el dramatismo de los acontecimientos alrededor de la sinfonía "Leningrado" y, a la vez, dar cuenta del sentido de la música como expresión y práctica humana."
FA 3695

Tiempo de amar (1965 - Metin Erksan)

Meral, una chica de alta sociedad que viene pasar un fin de semana a una isla donde posee una bella mansión. En la mansión se encontrará con una gran sorpresa. Halil, un pintor de casas hipersensible y enamorado de su retrato. Un extraña historia de amor surgirá entre ellos.
FA 3701

Cuatro noches de un soñador (1971 - Robert Bresson)

Cuatro noches de un soñador es una adaptación de Noches blancas, de Dostoievski, una exploración del amor romántico servida en estilo preciso y severo. Bresson revela un inesperado sentido del humor e ironía mundana. La transformación del París nocturno en un paisaje onírico con pulso eléctrico recuerda a Minnelli, aunque con la economía expresiva de Bresson. Una película hermosa y esencial (Dave Kehr).
FA 3703

SAn Pablo, Sociedad Anóniima (1965 - Luís Sérgio Person)

La historia acontece en el momento de euforia desarrollista por la instalación de las industrias de automóviles estranjeras en Brasil, al final de los años 50. Cuenta la historia de Carlos, un joven paulista de clase media, que ingresa en una gran empresa. Más tarde, él acepta un trabajo en una fábrica auto partista, de la cual se convierte en gerente, y cuyo patrón es un evasor de impuestos que tiene varias amantes. Con el tiempo, el protagosnista es un jefe de familia que trabaja mucho, gana bien, pero vive insatisfecho. Sin un proyecto de vida o perspectivas para salir de la condición que rechaza, sólo le resta huir.
FA 3700

I Fidanzati (1963 - Ermanno Olmi )

Esta segunda gran obra maestra de Ermanno Olmi explica la tierna historia de una pareja de jóvenes milaneses cuya relación es puesta a prueba cuando el hombre acepta un nuevo trabajo en Sicilia. Con la separación vienen la soledad, la nostalgia, y, quizás, algunas nuevas perspectivas para rejuvenecer su amor.
"La trama de la película muestra a dos personas a punto de casarse después de un largo compromiso pero que creen que no pueden tomar esa decisión porque no tienen una situación económica ideal. En su lugar, por factores morales y espirituales, la pareja se separa. Sólo cuando el protagonista va a Sicilia, pensando que va en busca de dinero, sólo en ese momento se enamora de su prometida" (Ermanno Olmi)
FA 3702

Un día un gato (1963 - Vojtech Jasny)

A un pueblito llega un día un ilusionista junto con una troupe, entre la que viene un gato que usa anteojos ahumados. La particularidad de este felino es que, cuando se retira las gafas, la gente que lo observa adquiere el color de sus sentimientos o sus culpas. Pronto la situación es caótica y los hipócritas e infieles tratan de secuestrar al animal para aniquilarlo. Solo un grupo de chicos tratará de salvarlo.
FA 3691

El boom (1963 - Vittorio De Sica)

Comedia agridulce sobre la obsesión italiana de enriquecerse en los finales de la década del 50 y principios del 60. El protagonista (Alberto Sordi) hace el papel de un fallido hombre de negocios endeudado. Desesperado por las deudas y los deseos de lujo y respetabilidad de su esposa, se compromete a vender una parte de su cuerpo por una gran suma de dinero...
FA 3692

lunes, 20 de diciembre de 2010

El gato (1971 - Pierre Granier-Deferre)

Basada en una novela de Simenon, es la historia de un viejo matrimonio separado por el tedio y la incomunicación. Ella ha sido acróbata de un circo, él, tipógrafo. El marido enfoca todo su afecto en un gato encontrado en la calle. El mismo gato es recipiente, por ello, del odio de la esposa. Una interesante descripción de la muerte del amor.
FA 3690

Coup de torchon (1981 - Bertrand Tavernier)

En una colonia francesa en 1938, Lucien es un policía de un pequeño pueblo al que casi nadie toma en serio, incluida su mujer. No tiene autoridad y hace la vista gorda ante pequeños delitos. Pero, un buen día, Lucien va a cambiar por completo su forma de ser.
FA 3676

The naked kiss (1964 - Samuel Fuller)

Kelly es una prostituta de pasado oscuro -y eso en este filme quiere decir muy oscuro- que llega a un pueblito buscando iniciar una nueva vida como mujer respetable y ama de casa. Pero ella está demasiado dañada en su alma y, por otro lado, la suburbia estadounidense de la época guarda demasiados secretos, demasiada perversión, como para ser el paraíso burgués que ella busca.
Cine negro en su veta más extrema, The Naked Kiss fue una de las cintas que cimentaron la imagen de Fuller como director de culto para la Nueva Ola francesa y cinéfilos de todas partes. También es uno de los pocos ejemplos de thriller noir donde la figura femenina es protagonista y no simple adorno.
FA 3673

domingo, 19 de diciembre de 2010

Un día en la vida de Andrei Arsenevitch (2000 -Chris Marker)

La película comienza con la llegada del hijo de Andrei desde la URSS a París, después de que las autoridades soviéticas aceptaran un viaje prohibido durante más de dos años. Tarkovski le recibe en la cama del hospital y sin levantarse abraza a su querido Andriushka. Desde allí sigue dando indicaciones a su equipo para terminar el montaje y la posproducción de su última película, Sacrificio. A partir de ahí, Marker plantea una lúcida y hermosa lectura de los films de Tarkovski a través de la cual queda en evidencia la conexión entre la vida y la obra del gran cineasta ruso, como una misma cosa, inseparable. Se trata, por un lado, de una magistral clase de análisis cinematográfico realizado con los propios medios que proporciona el cine; pero al mismo tiempo, y con la misma intensidad, la película plantea una reflexión sobre "el sacrificio" de un cineasta o sobre la vida sacrificada por la verdad cinematográfica. Debido a la potencia emocional de ver a Tarkovski luchando por la que sabe que es su última película, Un día en la vida de Andrei Arsenevich se convierte, finalmente, en una confesión: la admiración que un cineasta monumental como Chris Marker siente por Tarkovski.

El valle de las abejas (1968 - Frantisek Vlácil)

Ondrej, un joven que ama a las abejas y los murciélagos, conoce a su nueva madre, una mujer mucho más joven que su padre. Él le trae un plato de pétalos de flores que ella comienza a arrojar en el aire y luego da un grito, al descubrir varios murciélagos en el fondo de la taza. Furioso, el padre de Ondrej recoge al niño y lo lanza contra una pared. Luego, mientras el niño se encuentra moribundo, el padre promete a la Virgen María que le dedicará el niño a ella si el niño sobrevive. El niño vive y Ondrej es educado en una orden monástica estricta, donde es adiestrado por un monje guerrero muy piadoso, Armin. Un día después de ser castigado por ninguna razón, se escapa y vuelve a casa. Armin sale a buscarlo para traerlo de vuelta. Con su padre muerto, Ondrej se convierte en señor del castillo y se compromete con la viuda de su padre...
FA 3635

El molino del Po (1949 - Alberto Lattuada)

A la orilla del río Po, en Italia, se encuentra un molino que lleva trabajando muchos años y que ha sido propiedad de varias generaciones de una misma familia. Los molineros desarrollan su trabajo y su vida en ese lugar, una existencia que viene acompañada de rivalidades entre las familias de los campesinos, y los problemas políticos de la Italia de principios de siglo.
FA 3633

Dillinger ha muerto (1969 - Marco Ferreri)

Glauco, diseñador industrial de cuarenta años, vuelve a su casa tras una jornada de trabajo. Es un verano especialmente caluroso, pero la mujer de Glauco está en la cama con gripe. El hombre encuentra en el comedor su cena fría; no le gusta la comida y decide preparar otra cosa. Coge un libro de recetas y empieza a cocinar. Mientras busca los ingredientes necesarios en los estantes, encuentra un paquete envuelto en papeles de periódico. Uno de ellos es del 23 de julio de 1934 y el titular reza “Dillinger ha muerto”. La noticia se refiere a la muerte del famoso gángster americano. Dentro del paquete, Glauco encuentra una vieja pistola de tambor. Para quitar el óxido, la desmonta, la limpia cuidadosamente, la engrasa, la pinta con un barniz rojo brillante y luego la carga con las balas que ha encontrado también en el papel. Mientras se ocupa del arma, Glauco come su cena, de vez cuando mira la televisión y flirtea con la sirvienta.
FA 3632

La lit de la vierge (1969 - Philippe Garrel)

La Virgen María da a luz a un Jesús ya adulto que desde el primer momento se encuentra a disgusto en la Tierra y clama al cielo tratando de que su Padre atienda sus quejas. A lomos de un burro, Jesús emprende sin ninguna convicción su camino para, con la ayuda de un megáfono, tratar de difundir su mensaje en un mundo permanentemente hostil que no quiere escucharlo.
FA 3636

Pauline en la playa (1983 - Eric Rohmer)

Pauline es una joven adolescente de 15 años, que junto a su prima Marion pasan un verano en la costa francesa. Marion se encuentra con un antiguo amigo, Pierre, que mantiene una profunda atracción por ella. Sin embargo Marion prefiere al aventurero Henri, aunque sabe que su relación sería corta. Mientras, Pauline tiene un romance con un chico, Sylvain.
FA 3638

La noches de luna llena (1984 - Eric Rohmer)

Louise, una mujer joven e inquieta, siente la necesidad de tener un espacio propio al margen de su posesivo novio. Para ello, alquila un pequeño apartamento en París. Convencida de que todavía no está preparada para la vida de pareja, Louise se embarca en una serie de relaciones superficiales, sólo para descubrir que uno no sabe lo que tiene hasta que lo ha perdido. Cuarta entrega de la serie "Comedias y proverbios".
Con uno de los títulos más sugerentes de toda su filmografía, Eric Rohmer nos presentaba la cuarta entrega de sus “Comedias y proverbios”. Sus precedentes, La mujer del aviador (La femme de l'aviateur, 1980), La buena boda (Le beau mariage, 1981) y Pauline en la playa (Pauline à la plage, 1983) habían sido todo un éxito de público y crítica, por lo que el cineasta francés gozó de una libertad total para abordar esta historia (muy similar a las tres anteriores), escrita tres años antes. Los films de Rohmer no pueden engañar a nadie. Las señas de identidad de estos títulos, y de casi todas sus películas, eran la capacidad de aprehender la cotidianidad de los personajes y la transparencia y simplicidad (al menos en aparencia) de la puesta en escena.Como redactor de “Cahiers du Cinéma”, Eric Rohmer estableció los postulados teóricos de su posterior obra, haciendo especial énfasis en lo que definió como “cine de prosa”. ¿Cómo debía ser este cine?, ¿en qué consistía?. El “cine de prosa” tendría que ser un cine de realización transparente, sin estridencias técnicas y con un estilo en el que debía predominar el sentido de la narración tal y como lo entendían clásicos hollywoodenses como, por ejemplo, John Ford o Howard Hawks.Con las cartas boca arriba en la mesa y cambiando la épica de Ford y Hawks por la cotidianidad de nuestros días, Rohmer retrata con aparente sencillez a unos personajes, jóvenes y adolescentes, frágiles y desvalidos, que se muestran al espectador como el pálido reflejo de su rostro en un espejo.Las noches de la luna llena es una comedia triste, o un melodrama alegre, que sigue los parámetros del vodevil romántico y la comedia de enredo. El proverbio que ilustra el film dice así: “quien tiene dos mujeres, pierde el alma; quien tiene dos casas, pierde el seso”. Evidentemente, la protagonista de la historia perderá alma y razón y, por tanto, el meollo no está en hacia dónde va la historia sino en los entresijos de la misma. Más allá del proverbio, la película retrata a la juventud de la época hablándonos de la conflictividad de la vida en pareja, de la fugacidad del amor, de la libertad y de la necesidad de los espacios de libertad individual. La sinopsis del film (es imposible hablar del cine de Rohmer sin desentrañar el argumento, ya que éste modela la estructura de la narración) nos presenta a Louise (Pascale Ogier), una joven diseñadora parisina de clase media. Tiene dos casas: el apartamento moderno, situado en las afueras de París, de su pareja, y su viejo apartamento en el centro de París. Louise pretende disfrutar del segundo para poder recrearse en sus salidas nocturnas sin molestar a Rémi (Tcheky Karyo) y sueña con poder convertirlo en un refugio de libertad individual en el cual reposar. Louise se relaciona con otro hombre: Octave (Fabrice Lucchini), un amigo confidente, compañero de correrías y escritor egocéntrico, pedante hasta la médula. A partir de aquí, fiestas, conversaciones y nuevos personajes mueven los engranajes del relato.Los personajes de Rohmer no son de una pieza. Pueden resultar, al mismo tiempo, atractivos o repulsivos, marionetas del destino o seres admirables. No obstante, por ser personajes muy anclados en la realidad, acostumbran a ser comprensibles y cercanos para el espectador. En el cine de Rohmer no existen las verdades absolutas. Así, Louise no parece carecer de certeza cuando le explica a Rémi que necesita arreglar su apartamento de Paris para oxigenar su alma y su pareja, aunque no tardamos en ver que su discurso no es más que un disfraz para justificar su interesada conducta. Tampoco parece que Rémi obre mal cuando muestra sus reticencias a este hecho, argumentando que teme perderla. A nuestros ojos, sus celos son un posicionamiento lógico ante el egoísmo de Louise. También el personaje de Octave puede resultar pedante, aunque su aparente frivolidad no empaña la veracidad de sus redichas frases. Todos ellos llenan la película con su presencia y su verborrea. A pesar de ésta, los films de Rohmer poseen un tono de ligereza que proviene de la humanidad que desprenden los personajes, evitando caer en el pozo del discurso dogmático.Las noches de la luna llena es bastante más que conversaciones filmadas. Entre ellas, el azar se cuela sigilosamente llevando la trama de la historia a destinos no previstos. La película se desliza suavemente, sin accidentes, sin exageraciones ni situaciones límite. Lo mejor del film es una escena en la que Louise y Octave filosofan en un café. En ella nace la sospecha de que Rémi tiene una relación con una amiga de Louise. Rohmer la filma haciendo un uso preciso del montaje, del espacio y del fuera de campo, negándose a mostrar y sugiriendo, creando un suspense puramente cinematográfico.Rohmer cierra la película de manera circular. Los planos finales son equivalentes a los del inicio, exceptuando que el movimiento de cámara se realiza en sentido inverso y que en el segundo vemos a Louise marchándose del apartamento de Rémi, con la relación sentimental de la pareja rota y un destino incierto como futuro más inmediato. El cine de Rohmer, como la vida, es así, natural y más elaborado de lo que las aparencias indican. (Texto de J. A. Souto Pacheco, tomado de Miradas de Cine)
FA 3672

El otro señor Hamilton (1966 - John Frankenheimer)

Un hombre de negocios con una vida rutinaria recibe la llamada de un amigo supuestamente fallecido. Al poco tiempo, recibe una oferta singular: una empresa le ofrece “renacer”, proporcionándole la vida que siempre había deseado.

John Frankenhemimer ya había mostrado la aberración que deriva de una mala aplicación del conocimiento científico en “El Mensajero del Miedo” (The Manchurian Candidate, 1962). Con “El Otro Señor Hamilton”, basada en el libro de David Ely, el director nos sumerje de nuevo en su visión pesimista del progreso y en el de una sociedad abocada a la pérdida de referencias. Es un film arriesgado, con diálogos fríos y personajes que parecen inacabados. Pero por otro lado son los mismos elementos los que le dan consistencia a la película, porque el pesimismo que Frankenheimer nos quiere transmitir sobre nuestro futuro es así: frío e incompleto.

La película está protagonizada por un excelente Rock Hudson, alejado ya de los papeles de galán y supermacho, interpretando a un hombre cincuentón que se ve transtornado por un súbito cambio de vida. Lo acompañan una desconocida Salome Jens y un contrastado John Randolph.
FA 3680